domingo, 17 de julio de 2016

Crecer con las canciones: entrevista a Ela Minus


castaño

"No hay luz sin oscuridad" señala Ela Minus en Jamaica, la canción que dio a conocer su propuesta hace tan solo un año, y que ha mutado ya a tres EPs y la promesa de un nuevo álbum. Cuánta luz encontramos en su trabajo: con sutileza concilia la dulzura de su voz y la energía de sus máquinas, y a nosotros nos reconcilia con el circuito musical colombiano que ya empieza a abandonar los lugares comunes. La noche anterior a su despedida, hemos tenido la oportunidad de entrevistarla, asistir a su show y hasta fotografiarla. 

Durante años tocaste en Ratón Pérez, una banda que acompañó nuestra adolescencia emo, me incluyo en este pasado. Ahora pienso en una página de Facebook que dice "Modernos veinteañeros que fueron emos quinceañeros", y creo que es una acertada definición. ¿Qué ha quedado de esta historia?


Pues, primero, me quedó todo el cuerpo tatuado (risas). Empecé a hacerlo desde los trece años. Para mí, Ratón es todo, siento que mi verdadera escuela musical fueron esos años de trabajo. Hicimos todo solos, desde componer hasta encontrar lugares para tocar, los buscábamos en Myspace (risas). Quedaron mis mejores amigos, mis hermanos, estamos siempre en contacto y oímos la música que cada uno hace. 

El emo fue moda pero no la música. De repente tienes veinticinco años y ya han pasado diez desde que hiciste una canción, qué loco. 

¿Sus propuestas también han mutado?¿o tu evolución ha sido la más distante?

Claro, es que han pasado muchos años. Mateo Lewis, mi hermano, hizo un disco solista hiper-pop como en 2012, yo tocaba con él en sus presentaciones. De hecho alcanzó a presentarlo en el Estéreo Picnic, aunque luego tuvo un conflicto con Internet y bajó todo lo que había, tuvo una carrera corta pero prolífica en el pop, ahora solo se dedica a producir, a Elsa y Elmar, lo nuevo de Little Jesus, también producirá a Caloncho, como ves, puro pop. David, que era el otro guitarrista, es ahora un DJ en Europa y Nico, el bajista, estudió música para cine, es un arreglista increíble y también ha sacado tres EPs con nombres distintos.


¿Y qué inquietud musical te mueve ahora? ¿acercarse, quizá, a un espectro bailable? 

No lo sé bien, entre menos tenga que pensar, mejor. Creo que las evoluciones o cambios se van dando naturalmente. Últimamente he estado rodeada de mucha fiesta y siento una fascinación grande por la cultura electrónica y del baile, he ido curioseando en su sonido y sus texturas, creo que lo nuevo va un poco más hacia allá, pero no ha sido una meta musical, sino algo que se… vomitó (risas).

Los nombres que has dado a cada EP señalan un proceso de crecimiento, First Words, Grow y ahora Adapt, ¿podrías ampliarnos este concepto?

Ha sido un año de crecimiento dividido en tres. Para mí este EP cierra el nacimiento y la formación de algo, siento que todo ha pasado muy rápido y pensaba en una analogía que lo explicara. Tienes un primer acercamiento, un descubrimiento, pues para mí Ela Minus ha sido otro lenguaje, entonces es un bebé que ya nació, tiene manitos y brazos. Después hay que cuidarlo, enseñarle a caminar, a correr, a sobrevivir, he tocado mucho en vivo y eso me ha servido para estudiar las reacciones, y reaccionar también en mi música. Ahora que camina, tiene que encontrar su lugar, adaptarse, decidir en qué terreno correr. Antes estaba muy preocupada por montar un show que funcionara, en su técnica y en la conexión con las personas, y bueno, ya anda, ya es un niño corriendo, y ahora ¿dónde putas quiero que corra?¿Dónde estoy yendo? (risas).

La imagen que proyecta Ela Minus en escena está clara, entre vestuario y luces has construido una identidad sofisticada, ¿cómo llegaste a ella? ¿trabajas con algún diseñador? 

¡Gracias! los vestidos los he comprado yo, el blanco que uso mucho porque me encanta, es de una diseñadora y lo saqué de su tienda. Me gustaría trabajar con ella. Considero muy importante el vestuario en la música y he empezado a buscar diseñadores, encontré a Daniela Lafaurie, hija de Olga Piedrahita, ellas me dieron unos vestidos hermosos, usaré uno hoy. De las luces se ha encargado mi mánager, Philippe, que es un experto. Aunque esta noche será muy punk: sin visuales y sin luces.


Ya habías estado en Medellín, en el festival Paralelo, ¿qué tal fue?

Bien raro, es un festival de techno, no muy relacionado a lo que yo hago, mi puesta en escena requiere muchas máquinas. Tuve que pedir tocar primero para montar todo sin incomodar a los otros artistas, así que me presenté a las 7:00 p.m. y había tres personas, literalmente, y yo con todo el amor del mundo toco para la gente que haya, pero estaba en una bodega gigantesca, que sin gente es una pesadilla por el retorno del sonido, yo cantaba y se cancelaba. Toqué poco y me sentí mal por quienes fueron a verme, por eso no dudé en presentarme de nuevo esta noche. Sin embargo, la pasé muy bien en Paralelo, tenía muchas ganas de ver a Gladkazuka, también a mi amigo Nicola Cruz, que hizo un set technero buenísimo. 


La propuesta musical de Nicola Cruz es bellísima, ¿han pensado hacer música juntos? 


¡Ya la hemos hecho! aunque solo por jugar. Él antes solo componía en compu y quería aprender a tocar, entonces compró unas máquinas parecidas a las mías y estuve con él, enseñándole, jugando sin planear nada. Nuit, la canción que saqué hace poco, iba a producirla él pero yo sabía que iba a estar ocupado hasta septiembre, entonces quise publicarla porque sabía que tres meses ya no me iba a gustar. Ahora quiero hacer un EP de Nuit que incluya su remix.


¿El escenario más grande en que has tocado ha sido el Estéreo Picnic?¿Cómo estuvo? 

Sí. No sé si exista un escenario más grande (risas). Me fue muy bien, todavía no lo puedo creer, tocaba al mismo tiempo que Tame Impala, entonces dije “va a estar mi mamá y ya”, pero hubo mucha gente. Salí y me sorprendí, casi les digo “muchachos, están equivocados de tarima” pero realmente estuve muy agradecida, y desde logística corrieron un poco el tiempo para que quienes salían de Tame Impala pudieran llegar al final. 

Yo soy muy fan del Estéreo Picnic, me conmueve que sea una marca colombiana, ¿Sabes lo que va a ser eso para las generaciones que vienen? imagina crecer, tener ahorita trece años e ir a un festival tan grande una vez al año. Me emociona mucho lo que viene gracias a ese festival.

Respecto al streaming, ¿cómo haces con las canciones que salen en Spotify? ¿Te vinculas a un sello o puedes hacerlo sola?

Lo hago sola, bueno, entre mi mánager y yo. Ahora hay unas distribuidoras digitales donde puedes subir todo pagando una mensualidad, sin tener sello. Me he vinculado a RPM, primero solo publiqué en Youtube y Soundcloud, hasta que recibí un mail de RPM para unirme, entonces salgo en Spotify, la verdad no sé si me cobran (risas). Y Philippe, mi mánager, me ha dicho que haga parte del sello Hermoso Ruido, como el festival. Bueno, seríamos solo él y yo. 

Y sería perfecto, es un gran festival, tan sobrio como acertado en su curaduría, nuestro favorito aquí en El amarillo. Y de hecho tú fuiste la revelación del Hermoso Ruido, todos se preguntaban de dónde habías salido. 

Sí, fue muy mágico, yo saqué una canción y me dijeron que fuera a tocar al Hermoso Ruido, a los 10 días, dije que no, que no sabía cómo tocar esta música, pero me convencieron. Vine una semana antes a Colombia para ensayar y preparar todo porque de verdad no sabía cómo presentarme en vivo. La aerolínea perdió mis maletas durante tres días, entonces quedé aquí hecha una bola de ansiedad, pensaba que tendría que cancelar, fue una montaña rusa de emociones, pero al final todo salió mejor de lo esperado. 

Siento que ese viaje no se ha acabado, yo salí de mi casa al Hermoso Ruido y no he vuelto. De hecho esa casa ya no existe, ha pasado casi un año, ahora llego a dormir al sofá de mi hermano por unos días. Buscaré casa para agosto. Un festival me cambió la vida.


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